La IoT (internet de las cosas) tendrá mucha importancia porque es el oído, el paladar, el olfato, el tacto y la vista de la inteligencia artificial. También es una fuente enorme de datos para tratar a la hora de contestar preguntas sobre los ámbitos de los que se espera que un gobierno dé respuestas, y que es casi todo: salud, economía, medio ambiente, ciencia, educación, movilidad, cultura…
Las infraestructuras IoT del Gobierno de las Illes Balears debían ser propias porque darían servicios digitales esenciales; era necesario que tuvieran todas las garantías en cuanto a privacidad, puesto que asistirían la ciudadanía en ámbitos muy privados; debían dar cobertura a las cuatro islas porque, entre otras cosas, también observarían el territorio. En 2015 todavía no lo había hecho nadie a escala de región o país.